En un hallazgo innovador que desafía las expectativas sobre la conexión entre la salud intestinal y la salud mental, investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de Texas A&M, en colaboración con el Centro de Neurociencia de Sistemas de Hannover, Alemania, han descubierto que los trasplantes de microbiota fecal (TMF) pueden ofrecer mejoras significativas en el comportamiento de perros con epilepsia resistente a los medicamentos.

El trasplante de microbiota fecal, un tratamiento que se administra de forma no invasiva mediante enema, ha sido ampliamente utilizado en medicina humana durante las últimas dos décadas. Este procedimiento aprovecha la creciente comprensión del microbioma intestinal, un conjunto de microorganismos que desempeñan un papel vital en la regulación de una digestión saludable. Sin embargo, lo que ha comenzado a llamar la atención de los científicos es el impacto que este microbioma puede tener en otras áreas del organismo, incluida la salud mental, a través de lo que se conoce como el eje intestino-cerebro.

El estudio recientemente publicado se centró en nueve perros que padecían epilepsia resistente a los medicamentos, una condición que afecta aproximadamente a dos tercios de los caninos diagnosticados con epilepsia. Estos animales a menudo experimentan niveles más altos de síntomas de tipo TDAH y ansiedad en comparación con otros perros con epilepsia. Según Jan Suchodolski, director asociado de investigación y jefe de ciencias del microbioma en el Laboratorio Gastrointestinal de Texas A&M, «cada paciente del estudio recibió TMF tres veces durante un período de varias semanas y fue monitoreado en citas de seguimiento. Tras el tratamiento, todos los perros mostraron mejoras significativas en su salud mental, con una notable reducción de comportamientos ansiosos y una mejor calidad de vida».

A pesar de que el mecanismo exacto detrás de estas mejoras sigue sin ser totalmente comprendido, el equipo de investigadores está comprometido a seguir explorando nuevas formas de ayudar a los pacientes con condiciones resistentes a los medicamentos a través del uso de la ciencia del microbioma. «La investigación en este campo es altamente traslacional, lo que significa que sus hallazgos pueden ser aplicables tanto a la medicina veterinaria como a la humana», enfatiza Suchodolski.

El intestino desempeña un papel crucial en la salud general más allá de la digestión. «Hemos mencionado el eje intestino-cerebro, pero también existen otros ejes como el intestino-riñón y el intestino-hígado», comenta Suchodolski. Con avances constantes en la investigación, se está mostrando cada vez más cómo las situaciones de estrés mental pueden afectar la motilidad intestinal y viceversa, así como el impacto que el microbioma puede tener en diversas enfermedades neurológicas.

El trasplante de microbiota fecal, descrito por Suchodolski como «crear un ecosistema completamente nuevo» en el intestino, representa una de las muchas terapias emergentes que se están explorando en la medicina veterinaria moderna. Aunque la frecuencia de las convulsiones en los pacientes no presentó mejoras marcadas tras el tratamiento, los cambios en el comportamiento canino fueron, en contraste, significativamente evidentes.

Esta investigación abre una puerta fascinante hacia nuevos tratamientos que no solo buscan aliviar los síntomas físicos de la epilepsia en los perros, sino también mejorar su bienestar emocional y mental, demostrando que la conexión entre el intestino y el cerebro es un campo lleno de potencial.